Breve Historia de la Psicología en Paraguay

 

Universidad Católica
Asunción, Paraguay

 

RESUMEN

La historia de la psicología en el Paraguay puede ser estudiada abarcando un periodo de tiempo muy dilatado que encuentra sus antecedentes remotos en la educación colonial que se impartía en los seminarios para la formación del sacerdocio. Desde aquéllos lejanos orígenes, la psicología atravesó por varios cambios fundamentales, extendiendo su evolución hasta nuestros días. Para volver más comprensible la investigación de este campo se lo ha dividido en: a) un periodo preuniversitario que se extiende desde 1610 aproximadamente hasta 1960 y b) un periodo universitario y profesional que comienza con la fundación de la primera carrera de psicología en la Universidad Católica de Asunción en 1963 y se prolonga hasta el tiempo actual. Este artículo ofrece una exposición sintética de los principales hechos, autores, teorías, publicaciones y eventos institucionales que identifican la evolución de la psicología en el Paraguay y le han conferido las características particulares que la distinguen.

PALABRAS CLAVE: Historia de la Psicología, Psicología en Paraguay, Psicología latinoamericana, Periodo preuniversitario, Periodo universitario y profesional.

 

A BRIEF HISTORY OF PSYCHOLOGY IN PARAGUAY

ABSTRACT

The history of Psychology in Paraguay can be studied through a long time period covering its first remote antecedents in the colonial education as teached at the seminaries for the training of the church priests. Beginning in that distant origins, psychology ran through several fundamental changes, spreading its evolution from that time to our days. To improve the understanding of this historical research, it has been divided on: a) a period previous to academic psychology departments ranging from 1610 to 1960 and b) a university and professional organization stage that began with the establishment of the first psychological department at the Catholic University of Asunción in 1963 and extends till the present time. This article presents a synthetical exposition of the main facts, authors, theories, publications and institutional events that identify the evolution of psychology in Paraguay and confered it the particular characteristics that distinguish itself from other ones.

KEY WORDS: History of Psychology, Psychology in Paraguay, Latin american psychology, Period previous to academic psychology departments, University and professional organization period.

 

Breve historia da Psicologia no Paraguai

Resumo

A historia da Psicologia no Paraguai pode ser estudada abrangendo um longo período de tempo que encontra seus antecedentes remotos na época da educação colonial, que se dava nos seminários para a formação dos futuros Sacerdotes. Desde aqueles longínquos tempos de suas origens a psicologia há passado por varias transformações fundamentais, estendendo sua evolução até os dias de hoje. Para uma melhor compreensão da investigação deste campo, se dividiu em:
a) período pré-universitário, que vai desde 1610, mais o menos até 1960.
b) Período universitário e profissional, que começa com a fundação da primeira carreira de psicologia na Universidade Católica de Assunção no ano de 1963, e se prolonga até os dias de hoje. Este artigo oferece uma exposição sintética dos principais acontecimentos, autores, teorias, publicações e eventos institucionais que identificam a evolução da Psicologia no Paraguai e que foram dando formas e características particulares que a distinguem.

Palavras chaves: historia da Psicologia, Psicologia em Paraguai, Psicologia Latino-americana, período pré universitário, período universitário e profissional.

 

 

El estudio comprensivo y sistemático de la historia de la psicología debe orientarse hacia una multiplicidad de aspectos temáticos que se imponen en la agenda de los investigadores por la fuerza de su propia complejidad. El esclarecimiento de los procesos que sirven para moldear y otorgar sus características específicas a cualquier emprendimiento intelectual humano no pueden concebirse de forma simple como una sucesión cronológica de acontecimientos, mucho más si conciernen a un campo tan dinámico como es la ciencia. La secuencia de los datos fechados y ubicados geográficamente, por supuesto, constituye la más elemental base material que necesita cualquier reconstrucción que se realice en una dimensión temporal. Pero una historia de la psicología que sea más analítica que descriptiva buscará enfocarse más hacia los procesos que a la cronología. Por ello se investigan como grandes temas los contextos sociales y culturales que determinan el surgimiento y reemplazo de las teorías del comportamiento, el significado y utilidad de las tradiciones científicas, los autores individuales que expresan ideas novedosas y conducen descubrimientos o aplicaciones en periodos y ambientes concretos e incluso los dinamismos sociales, políticos y educativos en los que aparece la psicología y que a menudo explican sus alcances y limitaciones.

Dentro del posible abanico de opciones, este artículo propende a una exposición más descriptiva y simple pero que, al mismo tiempo, se encuentra sujeta a la presentación ordenada de los hechos principales que integran la evolución en las concepciones de la mente y el comportamiento. La exposición resultante es una cronología argumentada sobre la psicología en el Paraguay. Ese es el motivo por el cual el análisis y la discusión interpretativa no constituyen la prioridad principal, aunque no la excluyen por completo. La justificación para esta decisión es, por un lado, la necesidad de ser breves en la entrega de la información, y por otro, la amplitud considerable que reviste el tema. Una investigación que abarque periodos de tiempo muy dilatados y se refiera a una gran cantidad de aspectos interelacionados para cada uno de los puntos referidos a la psicología podría incorporar el riesgo de ser expansivo en exceso. En contrapartida, la ventaja principal que ofrece un recorrido sintético es el acceso rápido y directo a los actores principales, los puntos de vista teóricos y/o aplicados y las iniciativas institucionales que impulsaron los cambios en la psicología y le confirieron sus singularidades nacionales. De cualquier manera, este trabajo ofrece las referencias bibliográficas precisas en relación a otras fuentes publicadas donde es posible disponer de información más específica y exhaustiva en torno a los muchos aspectos que se vinculan a la psicología paraguaya. Por ser un trabajo de síntesis, el escrito presentado aquí no incluye datos nuevos en relación a los ya publicados previamente. La disposición principal de los tópicos asume, por consiguiente, el recurso a una cronología lineal y de tipo más convencional.

I. El periodo preuniversitario

a. De los días de la colonia hasta 1870.

El conocimiento de la psicología paraguaya en sus coordenadas históricas se ve facilitado con la adopción de divisiones o periodizaciones que buscan aislar características únicas en cada estadio de su avance. El lapso que media entre las primeras manifestaciones educacionales y culturales surgidas en la colonia -donde se hallaba implícito algún contenido referido a la realidad mental o espiritual- y el año 1963, en que se establece la primera carrera de psicología propiamente dicha, es lo que se denomina periodo preuniversitario (García, 2003b, 2004, 2005b, 2005c, 2006a, 2007). Este vuelve a subdividirse en: a) Un subperiodo filosófico-teológico definido por la íntima fusión entre los contenidos psicológicos, por un lado, y la filosofía y la teología escolástica que predominó en los siglos XVI, XVII e inicios del XVIII, por el otro. Como se sabe, la escolástica fusionó la filosofía aristotélica con el cristianismo y subordinó de hecho la razón a la fe. b) Un subperiodo de conceptualización autónoma comienza inmediatamente después con la publicación de los primeros libros, ensayos, conferencias y artículos periodísticos en los que la psicología aparece como un concepto con grados de delimitación variables. Por lo general, el uso del vocablo psicología en si se hallaba más relacionado con la difusión de las ideas de terceros que con la producción de investigaciones de corte empírico (García, 2007). El segundo gran ciclo evolutivo es el periodo universitario y del establecimiento de la profesión y arranca en 1963, extendiéndose hasta nuestros días inclusive. Sobre este último abundaremos más adelante.

La determinación de a cuáles conocimientos y especulaciones corresponde asignar una significación psicológica puede lograrse analizando los contenidos que se insertan en la producción cultural durante el tiempo de la dominación española, y en especial estimando el grado de difusión que alcanzaron estos conceptos en los planes de estudio utilizados tanto en los colegios de enseñanza media como en los seminarios teológicos. Las diversas órdenes religiosas que cumplieron un apostolado misionero en el Paraguay instituyeron estos centros en forma gradual, de acuerdo a lo que dictaban sus necesidades concretas de expansión. El fin principal al que obedecían era la educación religiosa del clero. Es bien sabido que en toda la América española fue la orden jesuítica la que encaró estas labores con mayor intensidad. Pero en el Paraguay los primeros establecimientos que funcionaron fueron el Seminario que se movió bajo el liderazgo del franciscano Fray Alonso de Buenaventura -y que en 1585 ordenó al primer sacerdote, Luis de Bolaños (1549-1629), un religioso oriundo de Marchena, en Sevilla- y el Seminario que fue abierto poco después con el apoyo del Obispo Alfonso de Guerra, hacia 1580 (Massare de Kostianovsky, 1968).

Puede decirse que estos fueron los primeros centros educativos superiores que tuvieron funcionalidad en la colonia. En ellos se estudiaba Lógica, Metafísica y Etica. El colegio que los jesuitas abrieron en Asunción y que ganó extendida fama en su época se fundó en 1609. Llegó a disponer con una de las más abundantes bibliotecas de su tiempo. Allí se contaba con cátedras de Latín, Filosofía -en cuanto "artes liberales", denominación que compartía con la Lógica (Massare de Kostianovsky, 1968)- y una tercera cátedra que discurría, por supuesto, sobre Teología (Peters, 1996). Las áreas de estudio se completaban con Arte, Gramática (que solo existió hasta 1613), Escolástica y Moral (Massare de Kostianovsky, 1968). Los jesuitas no concedieron pausas a su proficua labor educacional y sus aulas continuaron aumentando en número. Hacia 1680 existían cátedras de Filosofía, Dogma y Moral y en 1739 se podían enumerar dos de Filosofía y dos de Teología, todas ellas bajo la dirección intelectual de la Compañía de Jesús (Furlong, 1952). Aunque otras congregaciones continuaron con el desarrollo de las tareas educativas, gran parte de esta influencia intelectual positiva se interrumpió o se perdió del todo cuando el 27 de febrero de 1767 Carlos III ordenó la expulsión de los jesuitas de los dominios de la corona española (Cardozo, 1959). Previamente, habían sido conminados a abandonar Portugal (Washburn, 1892).

La psicología de este periodo fue, en lo esencial, una reflexión altamente conjetural dirigida a esclarecer las propiedades y atributos inherentes al alma inmortal, muy en línea con los principios dogmáticos que guían la cosmología cristiana. La filosofía de orientación tomista cruzaba como un eje transversal todas las cátedras o primas que se impartían en los diversos locales de estudio (García, 2005b). Lo apropiado aquí es hablar de ideas y conceptos eventualmente cercanos a la psicología (García, 2004) en atención a la extensión real o potencial de su significado terminológico. Hasta ese punto es legítimo llegar, pues sería aventurado pretender más que eso. Furlong (1952) puntualizó las publicaciones realizadas en el Río de la Plata en estos tres siglos, la mayoría de ellas, autoría de teólogos y filósofos, que en términos generales se encuadran muy nítidamente dentro de los mismos parámetros. De hecho, el alto influjo producido por la escolástica en el pensamiento psicológico no ha sido la excepción sino la regla en las naciones hispanoamericanas (Alarcón, 1997). El principal problema cuando se estudia el caso paraguayo es la gran escasez de publicaciones en todo este largo intervalo, lo cual vuelve difícil un seguimiento cercano y preciso del pensamiento psicológico y filosófico que entonces predominaba. Esta circunstancia también explica que haya sido el periodo de la psicología menos documentado hasta hoy.

Con el inicio del siglo XIX llega la independencia nacional. El año fue 1811. También es el siglo en que se desarrolló la Guerra contra la Triple Alianza, que entre 1864 y 1870 puso al país en defensa contra una acción militar conjunta de Argentina, Brasil y Uruguay. El resultado de la contienda resultó muy adverso para el Paraguay en todos los órdenes imaginables y lo arrastró a la ruina más completa, hipotecando el futuro del país durante varias generaciones (Ashwell, 1989, Box, 1927/1996, Cardozo, 1988, Cova, 1948, Warren, 1978, Williams, 1979). La actividad investigadora, así como la asimilación de los conocimientos científicos que se estaban produciendo en el mundo quedaron severamente relegados. El clima social para el desarrollo de cualquier ciencia resultaba por ello el menos propicio que pudiera concebirse. El surgimiento de la psicología científica también acusó su fuerte impacto retardatario (García, 2009a). Por fortuna, la lenta recuperación que comenzó tras la guerra no demoró en iniciarse y algunos cambios de importancia se verificaron en las décadas inmediatamente siguientes a la culminación de la epopeya.

b. De 1870 a 1960.

Luego de 1870 la psicología inicia su configuración en forma lenta pero más organizada a través de publicaciones diversas contenidas en libros y artículos de revistas culturales, así como en la enseñanza inserta en el nivel de enseñanza media y en la formación de maestros y profesores. En 1888 apareció en Buenos Aires una monografía breve titulada Estudio del hipnotismo. Bajo el punto de vista psicológico y de la medicina legal (Decoud, 1888). Aunque concebida fuera del país, esta es la primera obra de un escritor paraguayo que se puede considerar directamente vinculada con la psicología en un sentido moderno. El autor fue Diógenes Decoud (1857-1920), quien realizó sus estudios básicos en Asunción y Montevideo pasando luego a Buenos Aires, donde cursó la carrera de medicina e hizo un destacado ejercicio de la docencia universitaria (Báez, 1910). En aquélla capital permaneció hasta su muerte (Centurión, 1948). La influencia del médico francés Jean Marie Charcot (1825-1893) es notoria en su enfoque del hipnotismo (Charcot, 1882/2003), al que homologaba con la neurosis experimental. Otra influencia importante fue la del psiquiatra José María Ramos Mejía (1849-1914) uno de sus profesores en Buenos Aires. José Ingenieros (1877-1925) valoró las contribuciones que Decoud realizó en el ámbito académico de la medicina argentina (Ingenieros, 1915) mientras Báez (1910) remarcó las publicaciones sobre cirugía del cerebro, que en su momento fueron muy apreciadas. Decoud publicó trabajos sobre otros temas médicos (Decoud, 1983a, 1893b, 1894) y sobre historia paraguaya y antropología en su libro La Atlántida (Decoud, 1885), posiblemente el que más se haya conocido en el Paraguay de todos los que produjo este autor.

La enseñanza de la psicología se inició en la década de 1880 integrando los programas de estudio de una institución secundaria asuncena, el Colegio Nacional, que comprendía una formación de seis años. Las clases comenzaron en 1878 (Benitez, 1981). Psicología constituía una disciplina de estudio en el quinto curso y se impartió entre 1881 y 1882 por vez primera (García, 2003b). Un nuevo Colegio Nacional, creado en 1890 tras la clausura que sufrió el anterior a pocos años de su inicio, dio lugar a una materia denominada Elementos de Psicología en el cuarto año. A juzgar por el programa respectivo (González, 1894) el plan comprendía una interesante amalgama de la psicología experimental de impronta wundtiana y una abundante carga de psicología filosófica. En 1893 el profesor fue Emeterio González. En el plano de las publicaciones, algunos ensayos y artículos diversos comenzaron a ver la luz en la década de 1890 e inicios del 1900. Muchos contenidos se identificaban con la psicología y tuvieron cabida en revistas culturales y académicas, pero principalmente en la Revista del Instituto Paraguayo, que era el órgano científico de la institución homónima y que se editó entre 1896 y 1907 (García, 2009b). En este foro Castell (1901) reflexionó sobre el carácter en los niños, poniendo el acento en su formación. El maestro Francisco Tapia escribió sobre las ideas de Jean Baptiste Lamarck (1744-1829) respecto a la herencia de las características adquiridas y su influencia en variables psicológicas básicas como la capacidad intelectual (Tapia, 1898). Manuel Domínguez (1869-1935) especuló sobre la talla física y su relación con la inteligencia (Domínguez, 1903b), así como en la psicología del soldado paraguayo y su heroísmo durante la Guerra contra la Triple Alianza (Domínguez, 1903a), entre otros temas. Este último trabajo fue definido por su autor como un ensayo de psicología histórica. Con el se abrió una línea de reflexión centrada en consideraciones sobre lo que podría denominarse, con bastante libertad terminológica, la identidad nacional (Salazar, 2001) del paraguayo. Por la misma época el sabio naturalista suizo Moisés Bertoni (1857-1929) ponía al alcance del lector su libro sobre la antropología de los pueblos guaraníes, con abundantes observaciones sobre los perfiles característicos que atañen a su psicología (Bertoni, 1914). Planeó ocuparse con mayor extensión de estos aspectos en el segundo volumen de su trilogía sobre La civilización guaraní (Bertoni, 1956) publicado en forma póstuma, aunque su propósito quedó inconcluso.

El origen institucional de la sociología, que acontece durante la primera década del siglo XX, ejerció un impacto positivo sobre la psicología social. La habilitación de la cátedra respectiva se produce en 1900, al ser incorporada como área de estudio en la carrera de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción. Quien fuera su primer profesor, Cecilio Báez (1862-1941), un intelectual refinado y hombre de leyes, agregó a sus obligaciones como docente la elaboración de un texto de iniciación a la nueva materia, que tituló Introducción al estudio de la Sociología. La monografía apareció ese mismo año en los Anales de la Universidad Nacional (Báez, 1903). El libro era un estudio sistemático sobre los principios de la sociología, aunque contenía muchos tópicos de discusión que se internan de lleno en la psicología social. Similar tenor tuvo un segundo manual publicado en 1917 por Ignacio A. Pane (1881-1920), también abogado y hombre de pensamiento, y quien fue profesor de la misma cátedra unos años más tarde. En sus Apuntes de Sociología, Pane (1917) debatió con gran propiedad las relaciones entre la psicología social, la psicología individual y la psicología colectiva. Esta producción temprana de libros y docencia justifica que ambos sean considerados el punto de arranque para la psicología social en el Paraguay (García, 2003a). Báez también se interesó en las relaciones entre psicología, moral y derecho (Báez, 1931) mientras Pane escribió, entre otras cosas, sobre la psicología del arte (Pane, 1905, 1916). Báez y Pane, al igual que varios de los demás autores que trabajaron en este periodo, se movieron bajo la inspiración filosófica del positivismo, cuya influencia resultó muy extendida en los círculos intelectuales paraguayos (Benitez, 1983). La proximidad intelectual con la escuela liderada por Comte explica, al mismo tiempo, el interés que ambos demostraron hacia la sociología.

Una dirección diferente es la que tomó Eusebio Ayala (1875-1942) para sus escritos psicológicos. A poco de comenzar el siglo, los Anales de la Universidad Nacional recogían un artículo suyo (Ayala, 1905) donde se analizaban las relaciones entre la percepción, la ideación y el pensamiento, en un contexto eminentemente teórico pero con afinidades claras a la investigación experimental. Ayala demostró gran familiaridad con las ideas de Alexander Bain (1818-1903), William James (1842-1910), Théodule Ribot (1839-1916), Charles Richet (1850-1935) y Wilhelm Wundt (1832-1920). Infortunadamente solo se dedicó a la psicología en sus años juveniles. Más tarde terminó completamente absorbido por la actividad política. En su faceta pública le tocaron momentos difíciles. Ejerció varias veces como ministro, además de presidente de la república en dos ocasiones no sucesivas (García, 2005a), la segunda de las cuales coincidió con la confrontación militar del país contra Bolivia por la defensa territorial del Chaco (1932-1935). En forma póstuma sus amigos dieron a conocer un libro con ensayos y discursos (Ayala, 1952) en el que puede notarse el continuo interés hacia los temas de la psicología, ya en plena edad madura.

Tres revistas pedagógicas dieron cabida a ensayos de orientación psicológica en las primeras décadas del siglo XX: la Revista de Instrucción Primaria, La Enseñanza y La Nueva Enseñanza. La primera tuvo circulación en la década de 1900 y parte del decenio siguiente, la segunda en los años posteriores a 1910 y la tercera hacia fines de 1920. Estas revistas no solo incluyeron trabajos de autores nacionales, también acogieron las contribuciones de extranjeros, principalmente argentinos. Coincidentemente o no, fueron aquéllos inspirados por el concepto genérico de la psicología experimental los que aparecieron en sus páginas. Victor Mercante y Rodolfo Senet enviaron sus artículos a la Revista de Instrucción Primaria, mientras Mercante y José Ingenieros escribieron en Letras, una revista que cubría el ámbito de la literatura y las humanidades y que también se generó por iniciativa de uno de los precursores de la psicología, el profesor Manuel Riquelme (1885-1961) (García, 2009c). La presencia de aquéllos referentes en las mencionadas revistas demuestra inequívocamente que existieron intercambios colaborativos entre autores paraguayos y argentinos, por lo menos en estos años (García, 2009d). Por todo ello no extraña que fueran los educadores quienes realizaran algunas de las contribuciones más valiosas a la psicología (García, 2006a). En la teoría y en la práctica se percibía una afinidad directa entre la didáctica del maestro y el conocimiento psicológico, por cuanto la idea que este debía operar como el sustento más efectivo para el logro de un buen aprendizaje escolar era premisa muy justificada y extendida. A comienzos de la década de 1920 empezaron a ser discutidas en el Paraguay las ideas derivadas de la escuela nueva, un amplio movimiento pedagógico centrado en el niño como sujeto del aprendizaje y que, precisamente, contribuyó a reforzar con fuerza esta idea.

Los aportes de los educadores fueron variados y a diversos niveles. Un poco antes se mencionó a Francisco Tapia, un maestro argentino muy influido por el ideario positivista y el evolucionismo de Lamarck, ideas que se vieron reflejadas en los artículos que salieron en la Revista del Instituto Paraguayo. Casi dos décadas más tarde Juan Ramón Dahlquist (1884-1956) reunió varios ensayos en sus Páginas de un maestro (Dahlquist, 1912) en los que traslucía una toma de conciencia muy realista sobre las limitaciones que el carácter esencialmente teórico de la psicología estaba imponiendo a su desarrollo científico. Pensó que la mejor forma de superarlas era creando un laboratorio experimental, el cual habría de servir para el estudio de la psicología del niño. Abrazó como su modelo el trabajo que otros educadores -en especial el cubano Alfredo M. Aguayo (1866-1942)- se hallaban aplicando en la investigación. También les dio espacio central en su revista, La Enseñanza (Aguayo, 1913). Entre 1905 y 1943 otro gran trabajador del aula, Ramón Indalecio Cardozo (1876-1943), publicó profusamente sobre pedagogía y psicología (García, 2009e). Lo más notable de su producción fueron los tres volúmenes de La Pedagogía de la Escuela Activa, el primero de los cuales (Cardozo, 1938) estuvo consagrado íntegramente a la psicología. Cardozo escribió también los primeros análisis sobre el pensamiento de John Dewey (1859-1952) (Cardozo, 1923) y William James (Cardozo, 1928), así como el primer ensayo de divulgación sobre las ideas de Sigmund Freud (1856-1939) (Cardozo, 1927), que lo convierten de hecho en el introductor de los conceptos freudianos en el Paraguay (García, 2003c), si bien no del psicoanálisis en cuanto terapia. En el plano más empírico realizó la primera adaptación del test Stanford-Binet a una muestra de niños paraguayos (Cardozo, 1938). Al mismo tiempo, Cardozo es reconocido como el teórico más importante que haya producido nunca la pedagogía nacional (Alvarez Cáceres, 1989). Al promover la psicología como soporte para su modelo de la escuela activa, realizó contribuciones que ganaron relevancia por su propia fuerza. García (2008) sintetizó los siete puntos centrales sobre los que se articuló la psicología cardociana o fueron sus aportes primarios: a) la psicología infantil, b) la psicología genética, c) la educación como adaptación, d) el energetismo bio-psicológico, e) la psicología de la inteligencia, f) los tipos psicológicos y g) la divulgación del pensamiento pedagógico y psicológico.

En la década de 1930 Manuel Riquelme dio forma al primer texto introductorio concebido por un autor nacional. Las Lecciones de Psicología (Riquelme, 1948) se imprimieron en 1936 en Argentina, país donde su autor debió soportar un exilio político de nueve años entre 1922 y 1931, a raíz de una tenaz guerra civil a inicios de los años veinte. El texto es una sobria exposición de los principales tópicos de la psicología de mediados de siglo y denota una leve pero perceptible inclinación hacia posiciones fenomenológicas (García, 2009f), una línea de pensamiento con la que Riquelme concordaba en sus presupuestos filosóficos esenciales (Montefilpo Carvallo, s/f). En una de las lecciones iniciales del libro, Riquelme esboza el primer tratamiento sintético sobre la historia de la psicología, aunque su enfoque se movía desde la perspectiva de la evolución en las concepciones referidas al alma (García, 2009g). Por otra parte, la ciencia de la paidología, entendida como el estudio global e integrado del niño, recibió la atención preferente de la educadora María Felicidad González (1884-1980). Aunque ya Cardozo (1938) había realizado menciones sucintas a las investigaciones paidológicas, fue González quien redactó un tratado completo, orientado a los padres y educadores (González, 1942). Igualmente ella preparó algunos artículos psicológicos sobre otros puntos relacionados a la enseñanza (González, 1910, 1930) y una concisa introducción a la pedagogía fundamental (González, 1951). En 1921 fue la primera directora que tuvo la Escuela Normal de Profesores de Asunción e introdujo allí la enseñanza oficial de la Psicología Experimental (García, 2003b). Hacia finales de la década de 1950 fue un pedagogo venido del Ecuador, Emilio Uzcátegui (1899-1986), quien hizo realidad el viejo sueño de Dahlquist al establecer el primer laboratorio de psicología experimental en la Escuela Normal de Profesores. Para ese tiempo Uzcátegui ya era una figura de renombre en la psicología de su país (Foradori, 1954). En Paraguay fue director en la oficina local de la UNESCO. Pese a encontrarse bien dotado en su provisión de equipo y con una gran variedad de tests psicométricos a su disposición, el laboratorio que entró a la historia el 23 de octubre de 1959 (Uzcátegui, 1956, 1959) no pudo cumplir cabalmente con la misión para la que se montó y terminó abandonado al poco tiempo.

Puede colegirse que la psicología preuniversitaria en el Paraguay se moldeó a partir de tres tradiciones o troncos principales: a) la educación y la pedagogía (García, 2006a), b) la sociología (García, 2003a) y c) los estudios que genéricamente se refieren a la identidad o el carácter nacional. Este es también el orden de importancia que debe asignárseles. Los diferentes autores que trabajaron en este largo periodo son los pioneros de la disciplina, aunque la asignación de ese carácter encierra problemas propios en el caso de la psicología paraguaya (García, 2007). Antes de finalizar la década de 1950 tuvieron lugar algunos eventos significativos que eran indicadores de una mayor valorización de la psicología en el espacio de la consideración pública. De singular importancia fue el establecimiento del Departamento Psicopedagógico del Ministerio de Educación y Culto en 1957, un emprendimiento que también ganó impulso de la reconocida laboriosidad de Uzcátegui. La unidad técnica tenía entre sus objetivos el estudio de los problemas biopsíquicos que guardan relación con el niño paraguayo, el análisis de la influencia del medio social en que viven los infantes y la aplicación de nuevos métodos educativos, entre otras metas específicas (Anónimo, 1957, Uzcátegui, 1959). Bélgica, Brasil, España y los Estados Unidos fueron los destinos escogidos por unos pocos paraguayos que, a finales de la década de 1950 y comienzos de los '60 iniciaron estudios de psicología o psiquiatría en centros universitarios del exterior. Ellos constituyeron los primeros referentes de la nueva profesión que estaba a punto de surgir.

 

II. El periodo universitario y profesional

Un salto cualitativo de crucial importancia fue la iniciación de la primera carrera de psicología en 1963, evento que tuvo a la Universidad Católica de Asunción como escenario. Poco tiempo pasó para que la Universidad Nacional de Asunción siguiera el mismo camino e hiciera disponible una segunda opción en 1967. Ambas otorgaban un grado terminal de licenciatura y una formación académica que en sus inicios fue de solo cuatro años. Guardaban semejanzas y diferencias marcadas. La carrera de psicología de la Universidad Católica surgió como una iniciativa pedagógica de los jesuitas que detentaron la dirección y administración de la institución hasta 1970, cuando transfirieron su gestión al episcopado nacional. Por su empeño para establecer el nuevo campo de estudio, el sacerdote español Carlos Mullin merece especial reconocimiento (Grupo Jueves, 1985). En la universidad del estado la instauración de la carrera recibió un apoyo decisivo de la cooperación cultural brasileña. La Universidad Católica siempre requirió de una tesis de licenciatura como actividad obligatoria del estudiante para optar al grado terminal, requisito que en la Universidad Nacional no siempre tuvo una aplicación consistente. Esta última inauguró un doctorado en 1975 que logró subsistir hasta 1995, aunque obteniendo solo resultados modestos en cuanto al número de egresados que logró. En 1978 la Universidad Católica extendió a seis años su formación y organizó en los dos cursos finales las especializaciones o áreas de énfasis en los campos de la Psicología Clínica, la Psicología Educacional y la Psicología Laboral, una división estructural que ha tenido duradera influencia en la organización profesional de la psicología nacional. Para una revisión del entrenamiento y campo de aplicación de la psicología de la educación ver García (1993).

En el Paraguay las carreras de psicología fueron abiertas en medio del más férreo ambiente que generó la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989). El sombrío contexto en el que nacieron les impuso condicionamientos diversos que influyeron de manera muy limitante, pero otorgaron a estos espacios académicos un carácter a menudo contestatario desde el punto de vista político. La caída de la autocracia en febrero de 1989 cambió en mucho las reglas de juego e hizo posible la multiplicación de universidades y carreras, no solo en el área de la psicología, sino en todas las demás disciplinas. Ciudad del Este fue la segunda del país en obtener la habilitación para estudios psicológicos, en primer lugar en la filial de la Universidad Nacional de Asunción en 1989 -que luego devino Universidad Nacional del Este (Ruíz Carvallo, Medina, Godoy, y Laconich Romero, 1997)- y después en la sede regional que la Universidad Católica tiene abierta en la misma comunidad, en 1994. Desde mediados de esa década muchas de las nuevas universidades de capital privado que florecieron con posterioridad a 1989 dieron apertura a opciones académicas orientadas hacia la psicología, en Asunción y en el resto del país. El panorama se ha diversificado en forma considerable desde entonces. En la actualidad puede estudiarse psicología en Asunción, Caacupé, Caaguazú, Caazapá, Ciudad del Este, Concepción, Coronel Bogado, Coronel Oviedo, Encarnación, Fernando de la Mora, María Auxiliadora, Mayor Otaño, Paraguarí, Pedro Juan Caballero, Pilar, San Ignacio, San Lorenzo y Villarrica. Para algunas de estas ciudades, como Encarnación, se dispone de estudios por separado (García, 2009h). En Asunción las carreras son en total trece y están en la Universidad Católica (1963), Universidad Nacional de Asunción (1967), Universidad del Norte (1996), Universidad del Cono Sur de las Américas (1998), Universidad Técnica de Comercialización y Desarrollo (1998), Universidad Autónoma del Paraguay (1999), Universidad Columbia del Paraguay (1999), Universidad Americana (2000), Universidad Politécnica y Artística del Paraguay (2001), Universidad de la Integración de las Américas (2004), Universidad Metropolitana de Asunción (2005), Universidad Autónoma de Asunción (2006) y Universidad Iberoamericana (2008). Todas disponen de licenciaturas cuya extensión oscila entre cuatro y seis años. La mayor parte se halla inserta en facultades de filosofía o de ciencias de la salud. La Universidad Autónoma del Paraguay cuenta con una Facultad de Ciencias del Comportamiento y la Universidad Evangélica es la única que tiene una Facultad de Psicología, aunque paradójicamente no dispone de la carrera respectiva dentro de ella. La Universidad Nacional de Asunción y la Universidad Técnica de Comercialización y Desarrollo abrieron maestrías en Psicología Clínica. La Universidad Iberoamericana ofrece una en Psicoanálisis. La Universidad Católica posee una maestría en Neuropsicología y un doctorado en Psicología, este último iniciado en agosto del 2006. Pese a la extensión que alcanzaron los estudios psicológicos en el Paraguay el crecimiento no ha sido parejo y aún subsisten problemas importantes que afectan con mayor fuerza a la infraestructura edilicia y de equipamiento, la investigación y la calidad general de la formación, así como a otros índices complejos (García, 2003b, 2003d, 2009i, 2009j).

Desde el prisma de la producción psicológica la figura más prolífica en el periodo universitario y profesional ha sido José de Jesús Aguirre. Sacerdote jesuita, realizó sus estudios en la Universidad de Lovaina, Bélgica, cuando aún no se habían establecido departamentos de psicología en el país y se integró al cuerpo docente de la Universidad Católica en la época que esta iniciaba sus primeros cursos. Aguirre publicó en 1966 un estudio de tipología paraguaya siguiendo el modelo clásico de Heymans y Wiesma (Aguirre, 1966) que fue reditado sin cambios casi treinta años después (Aguirre, 1995), además de un conocido texto de introducción a la psicología (Aguirre, 1967) que fue muy utilizado entre los alumnos del nivel medio. Reflexionó sobre la genética y la cultura en el hombre (Aguirre, 1977), difundió el concepto de la terapia noética (Aguirre, 1990a) y produjo un conocido manual para la interpretación del test proyectivo de Rorschach (Aguirre, 1990b). Contribución destacada es también la de Merardo Arriola-Socol, que aunque vive y enseña en Canadá, realiza frecuentes visitas al país y mantiene grupos de formación activos. El ha dado a conocer varios libros sobre la rama del aprendizaje experiencial (Arriola Socol, 1992, 1994, 2002). Hasta ahora la producción científica de los psicólogos paraguayos desembocó solo en iniciativas esporádicas y con casi nulo apoyo institucional, lo cual dificulta en considerable medida la concresión de programas de investigación coherentes y continuados. García (2006b) sistematizó las publicaciones realizadas desde 1960 al 2005, clasificándolas en las siguientes categorías: 1) salud mental, 2) psicología clínica, 3) psicologías o terapias alternativas, 4) psicoanálisis, 5) psicología educacional, 6) psicología del desarrollo y de la juventud, 7) formación académica de los psicólogos, 8) educación universitaria, 9) psicología social, 10) psicología política, 11) violencia contra la mujer y los niños, 12) historia de la psicología, 13) epistemología, 14) drogodependencias e ingesta de sustancias, 15) publicaciones extranjeras de psicólogos paraguayos y 16) otros campos.

Aunque hayan tenido presencia en unos pocos casos, con las revistas y publicaciones periódicas pueden describirse problemas similares. Estos se vieron asociados principalmente a las dificultades para mantener la continuidad. En la década de 1970 (Franco Costa, 1975) y en parte de la del '80 el psicoanálisis disfrutó de una manifiesta hegemonía entre los enfoques teóricos utilizados por los psicólogos y esta preferencia se vio reflejada en la orientación que identificó a Temas, la primera de las revistas que tuvo circulación en el medio local. La institución responsable por su edición era el Instituto Médico Sicológico (IMESI), que agrupaba a psicólogos y psiquiatras seguidores de Freud y promovió la revista desde mediados de los setenta hasta que dejó de aparecer a comienzos de los ochenta. A mitad de esa misma década un grupo de cinco alumnos de la Universidad Católica de Asunción que se agruparon como el Grupo Jueves puso en imprenta unos Cuadernos de Psicología que difundieron información general, artículos de opinión de corta extensión y entrevistas, desde septiembre de 1985 hasta junio de 1986. Al comenzar el decenio siguiente la Asociación de Médicos y Psicólogos del Hospital Neuro-Psiquiátrico de Asunción creó la revista Psi-Qué?, en la que podían leerse escritos de reflexión o teóricos y eventualmente algunos reportes de investigación breves. Los temas giraban mayormente sobre psiquiatría y en menor grado, psicología clínica. En mayo de 1999 fue lanzada la revista Psicosur, que editó la Sociedad Paraguaya de Psicología con el apoyo de la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP). Pero Psicosur, pese a los buenos auspicios que la acompañaron en su lanzamiento, no pudo ir más allá del primer número, debido principalmente a dificultades que surgieron con el financiamiento. En la actualidad solo Eureka tiene apariciones continuadas a razón de un ejemplar por año. La revista es un aporte de la cátedra de Psicología Experimental de la Universidad Católica de Asunción, la cual fue instituida entre 1983 y 1985 por los psicólogos John Throne y Alvaro Pardo (García, 2009k), de nacionalidad norteamericana el primero y puertorriqueño el segundo, y ambos ya fallecidos. Eureka comenzó a salir desde noviembre del 2004 y pudo publicar cuatro números hasta la fecha. Su enfoque coincide mayoritariamente con el de la cátedra de la que es fruto.

En orden a su organización institucional la profesión del psicólogo no pudo encontrar el cauce que le permita superar algunas debilidades organizacionales que se arrastran desde hace años y limitan seriamente su avance. Paraguay no cuenta con una ley del psicólogo, pese a que los primeros intentos para su aprobación datan ya de agosto de 1983 (Lezcano, 1983), cuando se presentó el primer proyecto al congreso nacional. Otros esfuerzos se han repetido varias veces en 1994, 1996, 1997 (Britos, 1999) y más adelante inclusive. La falta de resultados favorables obedece, en buena medida, a una ineficaz gestión de los propios psicólogos en el logro de esta meta pero también al desinterés de los sectores políticos representados en el congreso, que por falta de conocimiento o por oportunismo circunstancial no consiguen distinguir la importancia práctica y el beneficio de contar con una ley. La entidad profesional más importante es la Sociedad Paraguaya de Psicología, establecida el 29 de julio de 1966, a pocos años de iniciada la carrera. Sus promotores fueron los primeros egresados de la Universidad Católica y algunos de sus profesores. Aunque no hay registros precisos, se acepta por lo común que la primera reunión preparatoria se realizó el 22 de mayo de aquél año, razón por la cual en esta fecha es celebrado el día del psicólogo en el Paraguay. La Sociedad Paraguaya de Psicología permanece como la principal entidad de referencia para los psicólogos del país, pese a que su baja cantidad de asociados en relación al total de la población profesional ha resultado un problema recurrente y difícil de resolver. Otras sociedades con intereses más específicos también existen y mantienen diferentes ritmos de actividad. Entre las organizaciones regionales, la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP) cuenta con afiliados paraguayos desde 1972, pero la membresía solo ha sido continuada a partir de 1989. A través de los vínculos de la Sociedad Paraguaya de Psicología, varios representantes de la profesión también participan de las actividades regulares que lleva adelante la Unión Latinoamericana de Entidades de Psicología (ULAPSI).

III. El pasado y el futuro

En el contexto intelectual del distante pasado colonial, la reflexión psicológica equivalía a la búsqueda de las propiedades inmanentes del alma inmaterial, invisible y etérea, que constituía la esencia primordial e indestructible del hombre. No palpable, no determinable, pero real. Al comenzar el siglo XX la psicología cambió, al concebirse como una ciencia emergente, fortalecida con la adopción de los métodos que hicieron respetables y objetivas a las ciencias duras de la naturaleza y prometiendo el aporte de conocimiento seguro y fidedigno para todos aquellos enigmas del hombre que habían permanecido ocultos por siglos en la penumbra filosófica. Los primeros psicólogos paraguayos vieron en la psicología un potencial de información veraz y útil y por eso la tomaron en apoyo de sus propias disquisiciones o intentaron sumarle aportes propios. En los inicios del siglo XXI, la psicología universitaria es fundamentalmente el camino a una profesión independiente y liberal. Su componente en ciencia básica no se descuida ni ignora, pero no es apreciado como el terreno donde debe fructificar el conocimiento libre y desinteresado en sí mismo. La opinión prevaleciente es más utilitaria. La investigación es el soporte científico para las intervenciones dirigidas al entorno social que continuamente y de formas cada vez más acuciantes demanda respuestas rápidas y efectivas a los psicólogos. La psicología preuniversitaria se identificó mucho más con la asimilación del conocimiento y el ideal de una ciencia básica, aunque sin olvidar del todo su potencial de aplicación -el trabajo de educadores como Ramón Indalecio Cardozo es un ejemplo pertinente-. La psicología universitaria es sobre todo una profesión, que salvo honrosas excepciones, no ha llegado a edificar con solidez los cimientos que la acrediten como ciencia en este país.

Una mirada histórica a la psicología paraguaya permite discernir algunas lecciones importantes. Aparte las singularidades puestas por los autores, las teorías circunstanciales y los acontecimientos fortuitos que son propios de cada país, la regla si se la compara con el resto de la psicología latinoamericana es la similitud, no la diferencia. La psicología no es siempre la misma y los procesos de evolución conceptual, como sugieren los datos presentados, dependen mucho del momento y el entorno social. Un aspecto crítico para cualquier apreciación sobre el estado de la psicología en un país determinado es la posibilidad de contrastar su evaluación con los modelos teóricos adecuados. En este sentido, el psicólogo japonés Hiroshi Azuma propuso a mediados de la década de 1980 un esquema de interpretación (Azuma, 1984) que ha sido utilizado con provecho en varios contextos nacionales y que García (2004) adaptó al caso paraguayo. Los estadios postulados por Azuma fueron cinco: 1) un periodo de los pioneros, 2) un periodo introductorio, 3) un periodo de traducción y modelaje, 4) un periodo de indigenización y 5) un periodo de integración. Conforme a este análisis, la psicología paraguaya se encuentra en la tercera etapa. Esta se caracteriza por el reconocimiento colectivo hacia la psicología, el incremento de los estudiantes e investigadores y los indicios crecientes de un mayor interés hacia los problemas de orden local asociados a la idiosincrasia colectiva. Los dos últimos periodos, definidos por el desarrollo de una teorización más autóctona para la comprensión de los problemas inmersos en la cultura del país y su posterior integración a la psicología universal en cuanto aportes válidos, no han sido alcanzados aún.

Todas estas consideraciones nos indican que la historia de la psicología no posee un valor práctico ni instrumental, sino intelectual y heurístico. Es una elevada atalaya del pensamiento que deja ver cómo llegamos adonde ahora estamos, que errores cometidos no deberían repetirse, que aportes perdidos o ignorados se deben recuperar y como la interelación entre la cultura, la sociedad, el medio educativo y los amplios condicionantes políticos y económicos que actúan en cualquier lugar permiten alcanzar unas alternativas conceptuales en vez de otras o desarrollar una tecnología de la mente en una dirección plausible. La historia de la psicología es útil, además, para discutir que clase de disciplina deseamos para el futuro. El análisis de los caminos que transitó la psicología en el Paraguay constituye un elemento de primer orden en todos estos aspectos, al tiempo de indicar los rasgos comunes y específicos que, en grados de profundidad variables, alcanzan también al conjunto de la psicología latinoamericana.

 

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